Cumplir 22 me suena aterrador.

¿Por qué tengo tanto miedo de cumplir 22? Siento que es una edad ya muy adulta, sé bien que desde los 18 empezamos en este weird ride de la adultez, pero tener 22 años suena mucho más formal. Ya trabajo, ya pago impuestos, puedo decidir quien tiene autoridad política sobre mi país, me mantengo sola, recien empece mi plan de ahorro para mi jubilación y pago todas mis cuentas... pero utilizo todos mis sábados matutinos para ver los Simpson, me la paso jugando con mi Nintendo Super Smash Bros, también sufro por comprar cada objeto de Hello Kitty que encuentro.

Cumplir 22 se siente como ser el hijo problemático de enmedio, el "outsider", el típico nadie me entiende adolescente pero en la adultez.

Tengo amigos cercanos que tienen 18 años y están en su primer semestre de la universidad, otros que tienen 30 y están casados. Personas que iban conmigo al colegio tienen sus emprendimientos, unos tienen hijos otros perr-hijos. Unos ya han recorrido en mundo otros siguen estancados en decidir qué hacer con sus vidas (totalmente normal, por cierto).

No siento que no he hecho nada con mi vida porque no es así, estoy orgullosa de todo lo que he logrado, porque me ha costado. Pero me siento en la mitad, en la mitad de mis metas.

Tengo la conciencia intranquila porque quiero tener mi vida resuelta o mínimo estar encaminada a ello.

Siento que ya no puedo cometer tantos errores; Hazelle se más cautelosa, más responsable, ahora sos una adulta. En el trabajo siento que estoy jugando a pretender, como si no mereciera estar aquí, como es que una persona tan inmadura que se ríe de memes estúpidos de Facebook trabaja de contadora en un lugar tan importante, con tanta responsabilidad.

Naci en el 2001, lo cual significa que es fácil calcular mi edad en cualquier año ya sea hacia atrás o adelante.

Lo que me consuela es que no existe la prisa. No tengo prisa al crecer. Quiero vivir cada etapa de mi vida plenamente, aprendiendo cada día de mis errores.

Vida mía te quiero comer, quiero devorar cuál mango cada experiencia y guardarla en un cajoncito en el rincón de mi mente para luego revivir melancólicamente esos momentos de disfrute, tristeza, amor y enojo dejando atrás la ansiedad y miedo de envejecer porque viví cada momento perfectamente como tuvo que ser.

¡Que vengan los 22 y los demas!